EL ARPA DE DAVID

“David tomaba el arpa, y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio, y estaba mejor”

1º Samuel 16:23

En esta escena aparecen dos personajes bíblicos que llegaron a ser rey de Israel. Saúl un rey conforme a méritos externos con su atractiva imagen (1º Samuel 9:2), y David un rey conforme al corazón de Dios (1º Samuel 16:7; Hechos 13:22). Saúl fue un rey que al corto plazo de su investidura desobedece a Dios, y más tarde, manifiesta una profunda envidia de David a quien persiguió tenazmente.

Las características de la personalidad de  Saúl representan fielmente a aquellos que,  estando en medio del pueblo Dios, tarde o temprano muestran por sus frutos, que no eran  verdaderos hijos de Dios.  Que teniendo investidura religiosa, sus trabajos no fueron conducidos por la subordinación a La Palabra de Dios, sino que conforme a sus propias decisiones. Que en lugar de arrepentirse, su envidia y celo por aquel que está siendo usado por Dios, los conduce a su propia ruina.

Este tristemente célebre Saúl, era aquel que siendo un rey de Israel sin la aprobación y el respaldo de Dios, experimentaba en su vida personal profundas crisis de ánimo depresivo que lo atormentaba, y que según el texto bíblico que encabeza este artículo, luego de que David le tocaba el arpa, Saúl se sentía más aliviado y podía descansar. Desde entonces Saúl simpatizó con David, al menos por un tiempo, porque dependía de aquel sonido del arpa que disipaba eficazmente su amargura y depresión.

Hace unos días,  oía a una persona que decía que le tranquilizaba cuando alguien le leía la biblia, y que sentía un alivio a su cabeza abrumada de muchos problemas. Quizás este es un frecuente ejemplo de muchas personas que, tan igual como Saúl, solo asisten a  iglesias  para escuchar las notas del “arpa de David” mediante las enseñanzas de la biblia para aplacar temporalmente sus crisis emocionales, pero sin nacer de nuevo. Oyen “el arpa”, se relajan y descansan sus almas agobiadas y presas de profundas ansiedades, pero sin experimentar la conversión. Son personas que simpatizan con el evangelio; que “gustan del don celestial” (hebreos 6:4), pero que no han sido regeneradas, y por consecuencia, tarde o temprano muestran por sus obras que no son verdaderos hijos de Dios. Es solo el oír enseñanzas de la biblia cual melodías del “arpa de David” que los tranquiliza, y cuya práctica  se transforma en una especie de terapia que sutilmente los tiene atrapado en el engaño de la religión.

Un inconverso puede escuchar La Palabra de Dios y quedarse dormido “en paz”; puede  simpatizar con alguna iglesia donde se enseñe la biblia, pero aquello,  seguirá siendo solo el resultado de las melodías de aquel “arpa de David” que aplaca solo temporalmente sus profundos temores y ansiedades que lo atormentan. Cristo decía:

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.  Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” Mateo 11:28-30

Cristo nos manda a que acudamos a Él para que encontremos el eficaz y permanente  descanso para nuestras almas. Se nos enseña que presentemos siempre nuestras peticiones y dejemos ante Dios nuestras ansiedades para que Él guarde nuestros corazones y mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4: 6-7). Se nos insiste en que debemos echar toda nuestra ansiedad ante Dios, porque Él tiene cuidado de nosotros (1ª Pedro 5:7).

Lo peor que puede hacer un individuo es concebir al Dios todopoderoso, solo como una mera terapia que tranquiliza las ansiedades y las  amarguras según la dosis de se consuma. Eso sería validar lo que alguien dijo acertadamente: “la religión es el opio de la gente”.  La biblia no es una droga ni una terapia para crisis emocionales, sino que es la infalible Palabra de Dios  que nos manda a obedecerle y caer rendidos a sus pies.

 “Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.” Miqueas 6:8

Es tiempo de advertir a aquellos, cual Saúl, que tranquilizan sus almas agobiadas por causa del pecado, solo con los sones del “arpa de David”, pero  sin mostrar pasos de obediencia y subordinación al Señor. El vivir “en paz” escuchando enseñanzas de la biblia, no hacen salvo al individuo, sino que lo hacen presa de una terapia religiosa cuyo fin es la condenación eterna.

“Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte” Proverbios 14:12

Que la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo nos ayude a ser valientes para advertir a aquellos que deben ser llamados urgentemente al arrepentimiento para vida eterna antes que sea demasiado tarde. Que así sea, Amén.

PEL 07/2022

Categorías: Devocional

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