EVANGELICOS VISITAN CEMENTERIOS

Nos ha sorprendido la invitación promocionada por ciertas corporaciones evangélicas, a un tour que incluye peregrinaciones a los cementerios . El argumento apunta a rendir homenaje a los “padres de la iglesia evangélica chilena” y así descubrir nuestra raíces.

Sin el fanático ánimo de polemizar o juzgar lapidariamente a quienes participan de tal idea, creemos oportuno declarar nuestro parecer al respecto.

En tiempos de tanta apostasía, en que vemos a gran parte de la iglesia de Cristo preocupada de cualquier cosa, menos de lo que debe hacer que es predicar la Palabra de Dios, es necesario hacer un profundo llamado a volver a la simplicidad de la iglesia primitiva y alejarnos de la religiosidad y liturgia que nos esta invadiendo.

En lo concerniente al tema tratado, debemos afirmar con convicción que nuestra única raíz es Cristo. Es cierto, a través de la historia Dios a utilizado hombres que han dejado huellas en su entrega a la causa de Cristo, pero tal realidad, no nos autoriza a rendirles tributo, por muy leve o somero que este sea. No es cuestión de ignorar a los siervos de Dios que nos han precedido, sino que evitar caer en idolatrías que La Biblia no autoriza.
De ahí que muchas iglesias, en lugar de llamarse cristiana, han asumido el nombre de su fundador o mentor.
Es triste ver congregaciones y corporaciones evangélicas que mas que defender la fidelidad a Cristo, defienden sus denominaciones, sistemas y liturgias, y lo peor, que descalifican al resto o lo catalogan como sectas o algo similar.

Esto ha ocurrido y ocurre, cuando levantan a un ídolo fundador que no es Cristo. Y las formas ( no los principios ) que dicho líder haya establecido en la fundación de tal o cual congregación evangélica, pasan a ser una verdadera escuela o legado cuya práctica de sus adherentes se ha mantenido fielmente por generaciones. Obviamente, que dichos sistemas se vuelven tan fuertes cual locomotora que ya no se puede detener ni nadie podrá cambiar.

Creo que a ninguno de los legítimos siervos de Dios que ya han partido a la presencia del Señor, les gustaría enterarse de que su digno trabajo se haya convertido en moldes religiosos cuyo final es robarle la gloria a Cristo.
Hombres como el apóstol Pablo, Huss, Lutero, Calvino, Wesley o Spurgeon, que sin duda fueron usados por el Señor, pero jamás se deben transformar en nuestra referencia de vida. El apóstol Pedro dijo:

“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21)

Las pisadas que debemos seguir y ponderar, son las de muestro Señor Jesucristo por sobre las de hombres. Ciertamente que a ningún siervo fiel, le gustaría que en vida o después de su partida, su ejemplo se transformara en una sombra que eclipse la gloria que solo le pertenece a Cristo.

Lo mas increíble y hasta pechoño, es que ahora ha surgido la moda de visitar los cementerios de los “fundadores” de la iglesia de Cristo acá en Chile. Es difícil concebir aquello si nos apegamos al objetivo y relatos que la Biblia declara con tanta precisión.
Todo esto es como que nos hemos abrazado tanto a la tradición romanista porque lo que esta ocurriendo en el seno de la iglesia evangélica revela un desprecio a los relatos bíblicos, pero una fidelidad enorme a la tradición y la historia secular. No me sorprendería que pronto estemos adorando astillas de la cruz de Cristo, polvo de Jerusalén, agua del jordán o los calzados de nuestro líder fundador.

¿CULTO A LOS MUERTOS?
“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. “ No te inclinarás a ellas, ni las honrarás porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso..” Éxodo 20:4-5
El tributar a muertos es, se quiera o no, un culto a los muertos, y la Biblia es muy clara y concluyente al respecto.
El mandamiento a no hacerse imagen , no esta limitado a deidades paganas solamente, sino que a cualquier cosas que este en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, es decir, difuntos.
Además, la prohibición indica a NO HONRARLAS , lo que significa a no rendirles tributo, reconocimiento o culto

Observemos el caso de Moisés:
“Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy” Deuteronomio 34:6
Moisés fue, como la Biblia lo declara, un gran profeta y siervo de Dios. Toda su vida es un verdadero ejemplo.
Sin embargo, Dios permitió ocultar el lugar de su sepultura para evitar un mal que todos los seres humanos llevamos enquistado en lo mas profundo de nuestro corazón: La idolatría.

Quien mas que Moisés sabía del tema de la idolatría. Creció en una civilización politeísta y dirigió un pueblo que acarreaba dicho lastre. El fue quien se indignó cuando al bajar del Sinaí, vio a sus amados hermanos adorando a un inmundo becerro de oro.
Moisés, como receptor de las planchas de piedra de la ley que Dios le escribió con su dedo bendito, conocía muy bien el carácter santo y celoso del Creador. Jamás habría tolerado rendir culto a alguien o a algo, permitiendo la idolatría.

Amados hermanos, a veces creemos que la idolatría es sinónimo de catolicismo romano. Pero no, no es así. Un ídolo es todo aquel o aquello que se interpone en el culto que ha de ser rendido solo al Creador. Dios es el único que merece el tributo y la alabanza. Un ídolo puede ser un pastor, una denominación, una afición, la familia o el trabajo, y nuestro deber como cristianos es luchar contra la idolatría.

Es cierto que la labor y abnegada entrega de muchos siervos de Dios que nos han precedido, es digna de destacar, pero aquellas virtudes jamás pueden ser motivos de romerías o procesiones al lugar de sus sepulturas. Eso es propio de la liturgia romanista.

Los cristianos evangélicos que desean apegarse a la sagrada escritura, no andan predicando entre las lápidas de los cementerios, dándole tributos a los muertos, por muy importantes que estos hayan sido en vida, por el contrario, el deber exclusivo es anunciar la Palabra de Dios en medio de los vivos quienes necesitan de Cristo antes de su partida hacia la eternidad.

Dios nos despierte y nos podamos sacudir del sopor, despojándonos de todo lo que esta desviando la atención de la misión suprema que todos nosotros, los cristianos tenemos. No hemos sido llamados a entretener al mundo, a pasear en romerías o peregrinaciones turísticas; nuestro llamado es claro y preciso.

“..pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura..”
1 Corintios 1:23

 PEL

 

 

 

 

Categorías: Apologética

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