¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Isaías 5:20
Parece que este texto predicado hace miles de años atrás, cobra una vigencia extraordinaria por estos días al observar la ambivalencia y el relativismo de los planteamientos de los hombres que viven de espalda a Dios. Los insistentes reclamos de la legitimidad del aborto, del casamiento de homosexuales y ahora del consumo y venta de la marihuana, son algunas de las demandas de una sociedad que dice llamarse “progresista”, demostrando una triste degradación moral rumbo al despeñadero.
Así como el llamado aborto terapéutico, que de ser aprobado y legislado, sin duda que vendría a ser la punta del iceberg para el asesinato de criaturas inocentes; así también, de legislarse y aprobar la comercialización y uso de una droga como la marihuana, esta también será la punta del iceberg para la legitimidad del uso de drogas mayores.
El texto de Isaías que encabeza este artículo nos dice mucho, ya que siempre se consideró el consumo de la marihuana como nociva para el desarrollo cognitivo y psicomotor de la persona que la utiliza, pero ahora han emergido un sinnúmero de tratados, estudios y opiniones que la pretenden defender y poner al mismo nivel de una copa de vino o una taza de té. En otras palabras, el hombre que odia a Dios y a su Palabra, a lo malo le llama bueno y a lo dulce amargo. “Ay” de aquellos dice el Todopoderoso.
Como bien sabemos, Uruguay está bastante avanzado en los trámites de la legislación para permitir el consumo y venta de esta droga. Al parecer esta oleada es de carácter internacional, y Chile no está ajeno a aquello.
La “cannabis sativa” más comúnmente conocida como marihuana, es una droga y por lo tanto un psicotrópico, es decir, un agente químico que actúa sobre el sistema nervioso central, lo cual trae como consecuencia cambios temporales en la percepción, ánimo, estado de conciencia y comportamiento (enciclopedia libre wiki pedia).
Estudios científicos afirman que el consumo prolongado de marihuana no solo crea dependencia, sino que al largo plazo, produce ansiedad, psicosis y depresión; además de trastornos de pánico, pérdida de memoria, impotencia sexual, deficiencia cognitiva y motricidad fina, abulia, apatía, estupor, déficit atencional, etc.
Con esta breve mención de algunos de los efectos irrefutablemente nocivos asociados al consumo de marihuana, no queda más que decir que pretender legitimar su venta y uso, homologándola con el tabaco, el vino o una taza de té, no es más que una de las tantas necedades del ser humano que demuestra su continua resistencia a la verdad. El hombre ama más las tinieblas que la luz y no tiene ningún interés en oír, ni menos, acatar lo que Dios enseña en su Palabra.
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas” Juan 3: 19-20
La pregunta que hoy salta al tapete es ¿Por qué algunos necesitan de la marihuana?
Según los estudios, este estupefaciente produce alucinaciones, lo que hace a las personas escapar temporalmente de la realidad. Sus preocupaciones, temores o afanes desaparecen abruptamente a partir de unos minutos de consumo, por lo tanto, los individuos que fuman esta droga, se desinhiben y experimentan otra personalidad que sin los efectos de este psicotrópico, sería imposible experimentar. De ahí que muchos que cultivan el arte, tales como, pintores, actores, músicos, escritores, etc., son consumidores compulsivos de marihuana.
Esta triste realidad revela la carencia innata del ser humano sin Dios. Todos nacemos con un vacío espiritual cuyo tamaño es del porte de Dios; nada ni nadie puede llenar aquella habitación del ser humano, llamada espíritu, sino solo Dios. La marihuana es solo una anestesia que evade al individuo de la realidad, pero al término del efecto somnífero, todo vuelve a su estado natural; el odio, la frustración, los temores, la ansiedad, etc., confirman que siguen allí.
Lamentablemente, así como todos los pecados, atentar contra el cuerpo envenenándolo mediante el consumo de tabaco o marihuana, crean dependencia y en muchos casos la necesidad de experimentar sensaciones aún más fuertes y efectos más profundos. Por esta razón, un gran porcentaje de los que comenzaron a fumar marihuana como curiosidad, después lo hicieron por necesidad, debiendo finalmente cambiar a drogas más fuertes para multiplicar el efecto, por lo tanto, la marihuana es solo la antesala de una carretera sin retorno llamada drogadicción. ¿Eso es lo que buscan los honorables que desean legislar a favor del consumo de esta droga?
A través de la historia del hombre, vemos los tristes saldos de lo que ha significado la drogadicción y el alcoholismo. Vidas truncadas, familias destruidas, violencia, suicidios, muerte, etc. No obstante, este amargo fruto continúa manifestándose sin parar en medio de una sociedad que no solo consume drogas, sino que ahora desea legalizarlas. Hay un fuerte lobby que se está ejerciendo a fin de que la marihuana se presente como una droga blanda y casi saludable para el ser humano, de manera que los niños y adolescentes vayan entrando a esta sociedad con este valor relativo.
Muchas culturas milenarias como la china, india, etc. hicieron uso de psicotrópicos para llevar adelante sus ejercicios cultuales y supuestos contactos con sus dioses. En América, tan solo basta con citar a los populares Mayas y Aztecas que utilizaban el zumo del mezcal que los llevaba a sus alucinaciones y sacrificios satánicos en los altares de piedra, o los incas, aymara, quechua, etc. con su consumo de coca. Todos estos ejemplos con un común denominador: alucinaciones, vida mística, sacrificios humanos, muerte y adoración panteísta. Recordemos además los indios navajos, apaches, pieles rojas de américa del norte con su afamada “pipa de la paz” que no era otra cosa que una sesión de drogas para consultar el oráculo de sus deidades y evadir la ansiedad ante los incesantes conflictos bélicos.
Como vemos, la historia de la droga es parte de la historia del hombre y es este, quien siempre ha querido evadir la realidad mediante el uso de psicotrópicos, y en lugar de buscar la respuesta y la paz permanente en Dios, la ha buscado en recetas temporales como las drogas o el alcohol.
En las escrituras aparece un dato referencial que nos permite comprender que la inclinación de los hombres por los efectos de ciertas plantas con propiedades alcaloideas, se remonta inclusive al tiempo del génesis, es decir, miles de años antes de la era cristiana.
“Fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo. Y ella respondió: ¿Es poco que hayas tomado mi marido, sino que también te has de llevar las mandrágoras de mi hijo? Y dijo Raquel: Pues dormirá contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo. Cuando, pues, Jacob volvía del campo a la tarde, salió Lea a él, y le dijo: Llégate a mí, porque a la verdad te he alquilado por las mandrágoras de mi hijo. Y durmió con ella aquella noche” Génesis 30:14-16
Este pasaje nos revela la existencia y uso de una planta llamada mandrágora cuyo fruto entregaba una droga alcaloide que se creía, ayudaba a la fertilidad. Es probable que aquello sea la razón del porque Raquel, la estéril, llegó al extremo de negociar con su hermana Lea, el cederle a su marido Jacob para dormir con él, a cambio de las mandrágoras que había recogido Rubén. ¿Por qué tanto interés de Raquel por obtener las mandrágoras? Puesto que la Biblia dice que Raquel era estéril, quizás pensase, según la costumbre de los pueblos paganos, que esta planta la ayudaría a concebir.
Dicho sea de paso, en este breve episodio, no solo vemos a una mujer buscando la respuesta en una planta alucinógena, sino que la evidente costumbre de poligamia y promiscuidad sexual que revela la indigencia espiritual del hombre por causa del pecado. No obstante, la misericordia de Dios le concedió a Raquel hijos a pesar de su esterilidad. Esta inclinación del hombre por los efectos alucinógenos o terapéuticos de plantas con propiedades psicotrópicas, se remonta a tiempos inmemoriales.
Por otra parte, la biblia declara la pérdida de toda racionalidad del hombre que terminó adorando la creación en lugar del creador, descripción que calza con mucha precisión con todas las civilizaciones que sí utilizaron la droga para llevar adelante el culto a sus dioses.
“Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” Romanos 1: 22-23
Esta descripción es notablemente evidente en aquellas civilizaciones paganas que utilizaban drogas en sus ejercicios cultuales. Por ejemplo las culturas precolombinas que adoraban al hombre, al águila, al jaguar y a la serpiente. Lo mismo se repite desde la antigua babilonia la madre de todas las abominaciones de la tierra. Cuando observamos la estructura religiosa de los aztecas por ejemplo, descubrimos con mucha nitidez los mismos elementos que denuncia La Palabra de Dios. Esto explica el trance y la inhibición de la corteza cerebral de todos aquellos sacerdotes que despiadadamente desmenuzaban seres humanos para ofrecerlos a sus dioses. No entendemos como, a cientos o miles de años de civilizaciones sanguinarias que por efecto de drogas cometían estos hechos vergonzosos, el hombre contemporáneo continúa rindiéndoles pleitesía y elevando como ejemplo su cultura y prácticas.
Para nadie es un misterio ver personas que se jactan de su alta estirpe y nivel académico, pero que irracionalmente admiran a los cultores que bajo el efecto de los alcaloides, efectuaban sacrificios humanos. Esta pequeña evidencia, confirma que el hombre ama más las tinieblas que la luz y se complace con quienes practican tales cosas.
“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;…quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” Romanos 1: 28-32
Los hombres cambiaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de hombre. Es decir, han invertido la creación de Dios quien nos hizo a su imagen y semejanza; pero el ser humano ha creado un culto en semejanza de imagen.
Es curioso, pero cuando analizamos el uso del opio, marihuana u otro psicotrópico en muchas de las culturas aborígenes de los países, descubrimos que siempre tiene una connotación mística o religiosa. Ahí tenemos el cercano caso del líder de la secta “Antares de la luz” quien, según se dice, comienza su camino a la muerte consumiendo marihuana y terminando dramáticamente sus días consumiendo ayahuasca, una potente bebida con alcaloide. No obstante, este individuo llegó a ser un líder carismático, persuasivo y atractivo; un hombre rodeado de misticismo y de religiosidad.
No olvidemos además, que las experiencias místicas por efectos de los psicotrópicos, inhiben la corteza cerebral donde están alojados el intelecto, el juicio y la razón. Un hombre por efecto de drogas, es capaz de olvidar su dignidad y su género, y presenta una pérdida de noción espacial y de tiempo. Esto explica, que todos los defensores de la promiscuidad sexual, la inmoralidad, el homosexualismo o lesbianismo, siempre están ligados al consumo de estupefacientes. La biblia también destapa esta triste situación.
“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” Romanos 1: 24-27
Así como Marx expresó simbólicamente de la religión, que era el “opio de los pueblos”, ya que adormece las conciencias y evade de la realidad y de los valores absolutos de la verdad, la droga en sentido literal, produce en el individuo un relativismo moral, religioso y místico, en donde el hombre pasa a ser el centro del universo, y todos los valores vienen a ser subjetivos. Mientras la sobriedad del hombre de Dios procura la vida Cristo céntrica, el hombre bajo el efecto de los psicotrópicos anhela el antropocentrismo, es decir, la adoración a sí mismo. Tan solo recordemos la cultura hippie, el neo paganismo del new age o “nueva era”, etc., cuya filosofía antropocentrista siempre ha estado ligada al consumo de estupefacientes y alcaloides.
De esta manera, se elimina el valor absoluto de la verdad, y por lo tanto, se relativiza el pecado y su amplia gama de expresión; promiscuidad sexual, homosexualidad, adicción por drogas y alcohol, violencia, aborto, etc.
Es realmente preocupante lo que está ocurriendo en nuestra sociedad por estos días, aun sabiendo que la infalible Palabra de Dios no anuncia tiempos mejores. La búsqueda de la legitimidad, ahora del consumo de marihuana, es una puerta a la antesala de una sociedad que se entrega voluntariamente en los brazos de los demonios, tan igual como lo hicieron las antiguas civilizaciones.
Es penoso ver personas arrogantes e infatuadas que presentan sus ensayos, enseñando por radio y televisión una verdadera apología al consumo de drogas, mientras que paradójicamente vemos estadísticas de aumento de violencia intrafamiliar, divorcios, femicidios, parricidios, homicidios y suicidios, cuyas causas siempre están relacionadas con el consumo de drogas o alcohol. Pero ¡que indolencia y que grado de insensatez presenta el hombre que dice llamarse progresista, liberal y vanguardista!
Amados hermanos, como dice la biblia, estamos en “tiempos peligrosos”. Es tiempo de empapar a nuestros hijos del rocío de la gracia proveniente de la Palabra de Dios. Enseñándoles la verdad. Advirtiéndoles que no deben observar como referentes de vida a los honorables directores de una nación o a aquellos que legislan para promover el pecado.
Como bien sabemos, no vendrán tiempos mejores; no obstante, nuestro reposo y bálsamo está en la bendita esperanza del regreso de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien nos sacará con voz potente de este mundo de maldad. Amén, Sí. ¡Ven Señor Jesús!
Que la gracia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo le ayude a comprender los tiempos que estamos viviendo. Que así sea, amén.
PEL08/2013.
Que justa y necesaria son estas palabras en estos tiempos que estamos viviendo, como dice el señor en el Libro de JOB Satanas esta dando vueltas en el mundo y muchos prefieren su oscuridad a la luz de nuestro salvador. Yo pase mucho tiempo tratando de ahogar mis problemas, mis errores, mis culpas en un pito de marihuana, en una botella de alcohol hasta perder la nocion del tiempo, espacio y lugar. El problema mas grande era al despertar no solo por la resaca si no por que los problemas seguian ahi y en muchos casos habian empeorado. Me siento muy identificado con este relato y lo mas importante ahora es poder ayudar a los jovenes que no caigan en la tentacion de lo mundano, de lo light, de lo lindo maquillado por esta ley y el permitirle comprar droga como quien compra una polera. Debemos pedirle a nuestro señor sabiduria como padres, hermanos mayores y hombres de familia a estar atentos a nuestros hijos, hermanos, familiares, seres queridos y exortarlos a leer el santo libro y tener fe en nuestro salvador. El es La Vida, El Camino y la Verdad. Un abrazo en Cristo. MARANATA!!!!!
Así es VEN SEÑOR JESUS, Sacanos de este mundo apestoso lleno de inmoralidad. tu iglesia te espera con ansias.