“El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil de sus príncipes, y en presencia de los mil bebía vino” Daniel 5:1
Este es el rey que presenció la caída de un gran imperio como lo fue Babilonia. Toda su gloria y potencia, estaba llegando a su ocaso.
El dedo santo de Dios anunciaba la venida del juicio; la arremetida inevitable e inminente de los Medos, quienes darían término a un paradigma de poder, de prosperidad y secularismo.
Esta experiencia relatada en el libro de Daniel, nos permite ilustrar los tiempos que nos ha tocado vivir. Existe una ola de secularismo acompañado de búsqueda de prosperidad y de anhelos de conquista sorprendentes, y no me refiero exclusivamente al mundo, sino que a este sentir enquistado en el seno de la iglesia.
Es una muchedumbre que esta de banquete y en medio de una embriaguez extraordinaria. Nadie esta decidido a detenerse y a meditar solo por un instante acerca del “dedo de Dios” que escribe en la muralla y que revela que hemos sido pesado en balanza y que hemos sido halados faltos.
En la actualidad, hay fuertes sones de fiesta, de algarabía y de entretención, tal cual como el banquete de Belsasar y los suyos, y todo, previo al juicio de Dios. Así es, todo se acomoda para que se cumpla la Escritura cuando dice:
“ que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán” 1 Tesalonicenses 5:3
Sería una insensatez el no reconocer el que ahora se pregona una “lluvia de bendiciones” , de avivamiento, de conquista y de fiesta.
Por ahí, ya se hizo popular el “grito de júbilo “, que se traduce en un fuerte
“UUUUU” por parte de la multitud embriagada en esta fiesta, cuyo volumen de la música, impide escuchar la voz del Salvador que esta afuera, en la puerta , llamando a los suyos a salir de este banquete.
Amados hermanos, no estamos de banquete ni de fiesta. No nos engañemos; las muchedumbres y las largas filas de integrantes de la cristiandad de estos días, no es sinónimo de bendición, de conquista o de avivamiento. Por el contrario, es el indicio claro de una oleada brutal de secularismo dentro de la iglesia. Es por esta razón, que el mundo entra con tanto agrado a los templos, porque no hay ninguna diferencia; el banquete y la embriaguez es la misma con distintos nombres.
Que Dios nos ayude a seguir pregonando con firmeza y constancia la gloriosa verdad de su Palabra.
PEL2007
Gracias hermano,por mantenernos advertidos,esto nos advierte a estar despiertos y velando sabiendo que nuestro Señor viene pronto❗️❗️❗️❗️