El movimiento Cristadelfiano en versión criolla denominado “Diálogos Apostólicos” cuyo líder se presenta como el restaurador del evangelio eterno, ahora esta sorprendiendo a su audición por su abierta y atrevida postura ecuménica. Ya no solo es el cúmulo de falsas enseñanzas respecto a la trinidad, a la deidad Cristo o a la existencia del infierno, ahora es el promotor de un mover abiertamente ecuménico en donde aglutina a musulmanes, mormones “renovados” , católicos profesantes y agnósticos inclusive.

A cada representante de las sectas mencionadas, se les llama “hermano” y son integrados en una amena conversación cuyo hilo conductor son los puntos en común y no los divergentes. En otras Palabras no importa tanto que uno enseñe que Mahoma es un profeta a la misma altura de Jesús, que otro señale que José Smith realmente fue un iluminado o que otro indique la validez del sistema católico romano, lo que interesa es buscar lo que nos une. Como dijo un gran ecuménico del siglo XX, “La doctrina nos separa, pero el amor nos une”
Todo esto, sin duda, es la mismísima propuesta que el concilio Vaticano II presentó como solución ante una alicaída Iglesia de Roma que necesitaba atraer tras sí a los diversos credos mediante los tentáculos del romanismo.

Lo que sorprende, es que el Sr. Francisco Saavedra, líder de los “Diálogos Apostólicos”, cuyo discurso revela aparentemente una tremenda vehemencia y celo por la Sagrada Escritura, ahora se empina como propagador del ecumenismo vanguardista. El mismo ha dicho que su programa no es para personas retrógradas y estrechas de mente, sino que para personas actualizadas. Ahora al ecumenismo se le llama vanguardismo. Que extraño concepto de vanguardismo tiene este señor, tal vez el próximo nombre de su programa será “Diálogos ecuménicos”.

ecumenismo

¿SOMOS TODOS HERMANOS?

Ante esta oleada de ecumenismo y de falsas enseñanzas que pululan dentro del pueblo de Dios, es necesario definir algunos conceptos básicos de la fe cristiana respecto a Dios como Padre y a sus Hijos como criaturas adoptadas.
La Biblia enseña que no todos son hijos de Dios.
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1: 12
El texto indica que los hijos de Dios son aquellos que han creído en el Señor Jesucristo, lo que significa que además le han creído a él como único y todo suficiente salvador.
Bien sabemos que no basta con decir “creo en Dios” porque la Biblia dice al respecto:
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” Santiago 2: 19
Muchos dicen creer en Dios, pero no con eso podemos afirmar que aquellos son hijos de Dios. Los hijos de Dios son aquellos que han sido engendrados por la voluntad del Padre y no por decisión humana.
“los cuales ( los hijos ) no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” Juan 1: 13
Toda ser humano es una criatura de Dios. Es un ser natural, pero no es un hijo de Dios. La Biblia es clara y concluyente en enseñar este tema:
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios… por el cual clamamos: ¡Abba Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios…. habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8: 14-16
Esta enseñanza apostólica es sumamente clara. No todos son hijos de Dios, por lo tanto no todos los hombres son “hermanos” como lo reclama el universalismo o ecumenismo romanista. Los hermanos son parte de una familia cuyo Padre es nuestro Dios.
Todo aquel que es adoptado por Dios como hijo, pasa a ser miembro de la familia de la fe y es incorporado como un hijo legítimo con todos los derechos que eso significa. Un hijo de Dios puede decir ¡Abba padre! Que traducido es: ¡Papito querido! Un hijo legítimo es heredero de la gloria venidera con el Señor Jesucristo. Todo esto, es una prerrogativa solo de aquellos que por gracia han sido adoptados como hijos de Dios.
Es cierto que en las escrituras aparece el término “hijo” indicando a personas cuyos actos son contradictorios. Por ejemplo el caso del rico, vemos,
“Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado” Lucas 16: 25
El término “hijo” en el pasaje citado, no se refiere en lo absoluto a que el rico era un hijo de Dios. El rico era un hijo natural del padre de la nación de Israel, pero no un hijo de Dios. Decir aquello sería absurdo. Pablo decía:
¿Qué, pues, diremos que halló Abraham, nuestro padre según la carne? Romanos 4:1
El rico, a diferencia de Lázaro, fue a un destino de perdición eterna. Ningún hijo adoptado por Dios irá a parar a ese lugar de tormento que la Biblia nos enseña con tanta precisión. Cuando al Señor le hablaron de sus hermanos en sentido natural ( porque el Señor tuvo hermanos en la carne), él respondió:
“Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre” Mateo 12:50
Los hombres podrán llamase hermanos y cantar alabanzas a la unidad, pero no con eso podrán ser adoptados como hijos de Dios. Los hijos de Dios son aquellos que hacen su voluntad.

LA GRAN CONSIGNA ECUMÉNICA

El hecho de considerar a todo el mundo como “hermanos” , deja ver con claridad que detrás de tal declaración esta la gran consigna ecuménica que ha dado muchos resultados eficaces en medio del pueblo de Dios.

El que ahora se vean pastores que quieren asemejarse cada vez a mas a los curas, usando cuello clerical, pectorales, levantando parroquias con la clásica arquitectura gótica y defendiendo la supremacía del clero por sobre el laicado, se lo debemos exclusivamente a la ardua labor del ecumenismo. Roma y su secuaces, han penetrado en las iglesias evangélicas..

Para colmo, ahora aparece un programa radial con cariz evangélico cuyos panelistas es una amalgama de promotores de las antiguas doctrinas de Arrio, Sabelio, Smith, Mahoma y la nota teológica de Roma.
Lo molesto es escuchar a hermanos que, debido a su escaso conocimiento bíblico, apoyan y aprueban incondicionalmente a este movimiento seudo evangélico que mas que luz, esta entenebreciendo las mentes y que mas que entendimiento, esta promoviendo la confusión.

La Biblia es categórica en señalar el mandamiento a separarnos de las falsas enseñanzas y a no llamar hermanos a aquellos que promueven otras doctrinas:
“Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: !!Bienvenido! Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras” Juan 10-11
Que el Señor nos ayude para segur presentando defensa de nuestra fe con mansedumbre y denuedo:
“…para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error” Efesios 4: 14

PEL2007

 

 

 

Categories: Apologética

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