“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!… Porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.” Salmos 133:1-3
Que falta nos hace detenernos y meditar profundamente en lo que significa congregarnos.
A veces nuestra propia religiosidad y primitiva naturaleza, nos impide pesar lo que significa juntarnos con los hermanos. Recuerdo una declaración de una persona que decía que no le interesaba congregarse, y que solo le importaba tener comunión con Dios. Ciertamente, esta persona estaba lejos de lo que la Biblia enseña, primero porque la escritura nos dice que aquel que no tiene comunión con sus hermanos, tampoco tiene comunión con El Señor ( 1 Juan 1: 5-10 ) y segundo, porque la instrucción es clara y precisa:
“…no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” Hebreos 10:25
Ahora, ¿Por qué es necesario congregarse? Si analizamos brevemente el salmo citado, descubrimos que existe una exclamación, la cual dice que es bueno y delicioso estar juntos, y que Dios allí envía bendición y vida eterna. Tal vez alguien dirá que no es necesario ir a la congregación para estar con El Señor, pero esa verdad a medias necesita su complemento. Es cierto que Dios esta en todas partes y que podemos tener una íntima relación con Él no estando reunidos con los hermanos, pero si aquello es una legitima experiencia, por consecuencia obedeceremos y partiremos a la congregación a juntarnos con los hermanos. Dios estableció la asamblea de hermanos, y congregarse no es invitación opcional, sino que un mandamiento.
La segunda pregunta es ¿Cuáles son las razones del por que no quiero congregarme? Existen varios razonamientos presentados frente a esta triste actitud que esta atacando a las iglesias. Desilusión, problemas con los pastores, problemas con los hermanos, insatisfacción, la distancia, mucho frío en el invierno, mucho calor en el verano, etc. etc. Estas razones son las más conocidas y entre otras, aún no vienen a ser motivos de peso y justificables delante del Señor quien dio su vida por nosotros. Son pretextos infantiles y que revelan inmadurez y orgullo.
Se ha detectado que el gran problema de deserción en las iglesias, se debe a que muchos buscan perfección en la iglesia. La iglesia esta compuesta por hombres y mujeres pecadores, incluyendo a los pastores, y si nuestra mirada se fija en ellos, ciertamente que solo descubriremos debilidad y fracaso. Amados hermanos, nuestra mirada ha de estar en Cristo, de Él solo obtendremos perfección.
La iglesia nace en esta premisa. Los hermanos estaban todos unánimes juntos esperando la promesa de la venida del Espíritu Santo, leamos:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos” Hechos 2:1
Hay tres elementos importantes en este relato. En primer lugar el texto dice que estaban TODOS. Nuestro gozo no es completo cuando no estamos todos reunidos. Es cierto que a veces hay razones de fuerza mayor que gatilla nuestra inasistencia, pero lo triste es cuando podemos estar y no queremos estar. Es necesario que procuremos estar todos reunidos para que nuestro gozo sea grande. Sin duda que se experimenta una alegría mayor cuando nos encontramos todos en la congregación, y no es lo mismo cuando faltan algunos de nuestros hermanos. Somos un cuerpo, un organismo vivo y dependiente los unos de los otros. Eso es lo que nos diferencia de una organización.
En segundo lugar el texto dice que estaban UNÁNIMES. Esto significa que estaban en un mismo sentir en la búsqueda o espera de un mismo objetivo. Este sencillo término nos enseña que a veces podemos estar juntos, pero no unánimes. Amados hermanos es necesario que nuestros intereses, nuestra búsqueda, nuestros proyectos y objetivos en la iglesia, sea de un sentir unánime. Dios nos ayude en eso.
En tercer lugar el texto dice que estaban JUNTOS. ¿De que sirve que una congregación tenga un número importante de miembros sin no permanecen juntos? Es necesario juntarnos y el domingo principalmente, es el día en que casi la mayoría puede hacerlo. Debemos obedecer y eliminar aquellos argumentos que solo descubren nuestra rebelde actitud. Dejemos de pensar como niños…”que el hermano me miró feo, que la hermana tiene unos aros que no me gustan, que el pastor no lustró sus zapatos, que la banca tenía una astilla, etc. etc., Basta de niñerías. Somos llamados a ser soldados de Cristo. Recuerde que así como Ud. Debe soportar las imperfecciones de sus hermanos, de la misma forma ellos lo deben soportar a Ud.
La congregación es necesaria para nuestras vidas espirituales y no existe alternativas. Ud. Debe congregarse porque es bueno, porque es delicioso, porque es como un bálsamo refrescante que recorre todo nuestro cuerpo, porque es como un rocío de la gracia de Dios que nos sustenta y porque es allí donde Dios envía bendición y vida eterna.
Estimados hermanos, nos debemos a los demás. Los hermanos nos necesitan y nuestra asistencia es importante para el cuerpo de Cristo. Recuerde que Dios le ha dado un don y lo ha capacitado para servir en la iglesia y no en su casa. No deje que los razonamientos humanos frenen su servicio en la congregación y le hagan olvidar que todos compareceremos ante el tribunal de Cristo dando cuenta de lo que no hicimos o de lo que dejamos de hacer.
PEL2007