“Harás también a la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejones encima” Éxodo 26:14
Cuando leemos, aunque sea someramente, la construcción del santuario o tabernáculo según las instrucciones claras y precisas dadas por Dios a Moisés, descubrimos la maravillosa persona de nuestro Señor Jesucristo. En cada detalle, utensilio, mobiliarios, etc., aparece la figura de nuestro amado salvador.
Pero un punto importante y que me llama poderosamente la atención, es que toda la gloria, la realeza, la gracia y la fragancia de Cristo esta cubierta bajo un manto sin mayor atractivo.
El tabernáculo era cubierto por cuatro telas, la última de las cuales era piel de un animal llamado tejón y su apariencia era oscura y sin mayor belleza.
Sin duda, aquello nos habla de la humillación terrenal de nuestro Señor Jesucristo. Que mejor descripción es la que nos da el profeta Isaías en el capitulo 53, leamos:
“Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos” (Is. 53:2-3)
Nadie podía contemplar la Gloria de Cristo a menos que traspasara las oscuras pieles de tejón que cubrían el santuario. Es justamente lo que nos pasaba a nosotros antes de conocer a nuestro Salvador. No había atractivo, no nos interesaba el evangelio, la iglesia, ni nada que hablara legítimamente de él. Pero una vez que entramos en Él, descubrimos su belleza.
Pero ¿Qué esta pasando con la Cristiandad actual? ¿No es absolutamente lo contrario? Hay un gran esfuerzo por hacer atractivo el evangelio y la iglesia, incorporando ingredientes y aditivos seculares, para que el mundo incrédulo se sienta atraído.
Ya no interesa el leer que Cristo es poco atractivo para el mundo, según lo declara con tanta precisión la Biblia. Ahora, los métodos de reingeniería dentro del liderazgo cristiano y los afanes incesantes por convertir a la iglesia en un salón de espectáculos, son sorprendentes
Escuchaba un anuncio por una radio, en donde invitaban a participar a un café concert “cristiano”, por otro lado, el Sr. Marcos Witt ostentando su Grammy Latino en programa impresentable como es Rojo Fama contra Fama…Pero ¿Qué esta pasando con la iglesia?
Ciertamente, son los tiempos de apostasía que anuncian la venida inminente de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Es la embriaguez y tibieza espiritual de una cristiandad que dice poseerlo todo, una muchedumbre que reclama tener el poder de conquista en sus manos, es aquel ejército que ha dejado entrar en la ciudad santa a un caballo de Troya que por fuera se ve inocente, pero que su interior esta completo de tinieblas.
Son los tiempos proféticos en donde la sencillez de Cristo y su esencia despreciable para el mundo de maldad, ha pretendido ser transformada en semejanza de hombre. Han querido disfrazar a nuestro Salvador como un payaso que se sonríe y esta dispuesto a todo con el fin de que sus criaturas se decidan a aceptarle. ¡Qué insulto al Señor! Cristo no es un payaso que desea entretener, bailotear con el mundo embriagado ni rogar a nadie.
El es el Rey Soberano que hace lo que quiere y nosotros hombrecitos que debemos servirle.
Amados, meditemos en esta semana acerca de los tiempos de embriaguez espiritual en la cual están tantos hermanos sinceramente equivocados. Roguemos a nuestro Dios para que seamos usados por su gracia y para su gloria, como antorchas encendidas y atalayas que llaman a salir fuera del campamento, de la tibieza y de la efervescencia evangélica que el diablo ha producido en estos tiempos.
PEL2006
Gracias por tan buen comentario.
Me ha conmovido la verdad de la humildad de nuestro Salvador quien puso sus glorias y perfecciones bajo la cubierta o velo que era su humanidad (la piel de tejones del Tabernáculo). Quiera Dios que nos volvamos a las preciosas verdades de la Palabra para descubrir y admirar las perfecciones del Señor Jesucristo y presentarlas en adoración al Padre, y que los hoy llamados cristianos no se dejen entretener con los ganchos de programas humanos en la iglesia y con los ganchos de falsos milagros y falsas profecías.