“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito” 2 Pedro 3:15
Que bien nos hace repasar textos como este, en donde el apóstol Pedro atribuye a Dios la sabiduría manifestada en el apóstol Pablo.
La expresión es clara “ (sabiduría)…que le ha sido dada”. La Biblia nos enseña que nada de lo que podamos hacer de utilidad en la iglesia es nuestro, todo proviene de Dios y todo es para su gloria.
Lamentablemente nuestra caída naturaleza insiste en idealizar al ser humano hasta el punto casi de deificarlo y hacerlo infalible. La levadura que llevamos dentro nos infla, nos ciega y no nos permite recordar que todo lo que somos, lo somos por la gracia de Dios.
El apóstol Pablo no solo lo sabía, sino que lo sentía en la profundidad de su alma al escribir influido por el soplo de Dios:
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” 1 Corintios 15:10
Sin duda que el apóstol Pablo es el gran expositor de la gracia de Dios. El sabia muy bien cual era su ubicación delante del Dios santo. El reconocía constantemente que nosotros solo somos vasos de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros (2Corintios 4:7)
Que falta hace hoy día de un abundante rocío de la gracia de Dios en medio de los púlpitos. Aquella brisa celestial que desmorona nuestro orgullo, nuestra altivez y extraordinaria arrogancia. Que necesario y deseoso se hace escuchar sermones que solo glorifiquen al Señor, y con esto, comprender que glorificarlo no consiste en gritar frenéticamente ¡Gloria a Dios, Gloria a Dios!, sino que es mucho mas que eso.
Glorificar a Dios es reconocer que todo lo que somos, lo somos por el puro afecto de su voluntad. Ciertamente, una premisa diametralmente opuesta a lo que el ser humano desea.
Un día el gran predicador inglés CH. Spurgeon, al bajar del púlpito recibió de parte de una hermana un gran elogio por su predicación, a lo que el replicó: “ Satanás ya me lo había dicho..”
Amados hermanos, nadie tiene algo extraordinario que no sea dado de arriba. Todas nuestra capacidades, dones y talentos provienen de lo alto, Y son exclusivamente para la gloria de Dios.
PEL2007