“Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará” Hebreos 10:37

Haciendo un pequeño sondeo entre hermanos de diferentes congregaciones, descubrimos el gran anhelo que hay por la venida de nuestro Señor Jesucristo.

El peregrinaje nos va desgastando y a nos hace sucumbir nuestra fuerza y esperanza. No en vano el autor de Hebreos nos dice, además del texto inicial, “No perdáis, pues vuestra confianza, que tiene grande galardón” Hebreos 10:35

A veces el camino se torna oscuro y pesado. A veces nos sentimos como aquel Elías derrotado y echado debajo de un árbol en medio de tribulación y angustia. En algunas ocasiones nos vemos dando palos de ciegos , buscando una y otra fórmula que nos estimule a nosotros mismos y a nuestros hermanos. Y a veces decimos como Pablo a los Galatas creyendo que todo ha sido en vano (Gálatas 4:11)

Pero NO!. Dios nos dice en su palabra que nuestro trabajo en el Señor no ha sido en vano (1 Corintios 15:58). Nos indica que en el mundo tendremos aflicción. Nos advierte que nuestra alma se angustia cada día. Nos señala con claridad y precisión que si al Padre de familia trataron de Belcebú, ¿cuantos más a los de su casa? ¿Por qué extrañarnos de que el camino del creyente verdadero es pedregoso, áspero y sufrido?

Amados, no estamos de fiesta aún. La fiesta llegará cuando estemos con nuestro Señor allá en la gloria. Por lo tanto, tomemos toda la armadura de Dios y fortalezcámonos en el poder de SU FUERZA. Convenzámonos de que somos soldados de Jesucristo y de que debemos sufrir penalidades. Pongamos en servidumbre nuestro cuerpo, no pegando al aire, sino que a sí mismos y levantemos nuestras cabezas y nuestra frente porque nuestra redención se aproxima.
¡Cristo Viene! Amén, sí, Ven Señor Jesús.

PEL2005

 

 

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