“…todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis” Mateo 7:16-20

Esta enseñanza del Señor Jesús nos permite entender que solo hay dos posiciones en las que los hombres pueden ubicarse. O son árboles buenos o malos, o son frutos buenos o frutos malos, o caminan por la senda angosta que lleva a la vida o por aquella  espaciosa que lleva a la perdición, o entran por la puerta estrecha o a través de la puerta ancha. No hay más opciones.

Cada uno de nosotros se confronta con esta verdad absoluta de los dos caminos y de los dos destinos. ¿En qué posición está Ud.? Nadie, por más que quiera, podrá ubicarse en una situación neutral, o es salvo o está perdido por toda la eternidad.

Lo que llama la atención de esta enseñanza, es que el árbol malo, no dice que no da frutos, sino que da frutos, pero estos son malos. En otras palabras,  por muy fructífero que sea un árbol malo, todos sus abundantes frutos junto al árbol,  deben ser cortados y echados al fuego. Por lo tanto, esta enseñanza además,  nos entrega la solemne advertencia de conocer y distinguir la verdad de la mentira a través de los frutos.

Hoy vemos como se ha consolidado un concepto humanista dentro de la llamada cristiandad que se llama pragmatismo.

El pragmatismo es una idea de filosofía cuyo principio es considerar todo aquello que da resultados, sacrificando si es necesario el valor absoluto de la verdad, ya que lo único que importa son los objetivos y no los medios para alcanzarlos. Según el pragmatismo, el fin justifica los medios.

 Esta idea que nace en mentes racionales y anticristianas, se adoptó con fuertes raíces en  muchos enseñadores, predicadores y formadores de líderes de seminarios e institutos bíblicos, quienes en pos del crecimiento de la iglesia han abandonado todo principio y forma entregada por las  santas escrituras, y las han reemplazados por metodologías humanistas para lograr sus objetivos.

Esta fiebre por hacer de la llamada “iglesia”,  una idea mercantil que debe crecer exponencialmente,  ha llegado para quedarse y aún, penetrar en corporaciones e iglesias que eran muy bíblicas en sus inicios, pero que al pasar un tiempo desde la adopción de esta filosofía humanista, han sucumbido al engaño.

 Una de las organizaciones que ha sido la  formadora de muchos predicadores racionalistas actuales,   y  que han perdido el rumbo del verdadero evangelio, es el seminario teológico Fuller en Pasadena California EE.UU. Esta institución, no solo está marcada por su posición abiertamente ecuménica, sino que se ha caracterizado desde sus inicios, por combatir la posición fundamentalista de predicadores que fieles  al mensaje de la sola escritura,  fueron considerados como cismáticos y divisionistas, ya que se oponían a metodologías nuevas y vanguardistas para hacer crecer la iglesia. Mientras los fundamentalistas presentaban sus discretas membresías fieles a la Palabra de Dios, los nuevos predicadores y estudiantes de las aulas del seminario Fuller, insistían ya en el incipiente concepto de mega iglesias. Evidentemente el pragmatismo es la metodología que se enseña en la teología de este seminario ecuménico.

 Predicadores afamados como Peter Wagner o  Rick Warren han egresado de aquella  institución. Otros directa o indirectamente relacionados como John Wimber o David Yonggi Cho, pero todos con un denominador común; ligados al ecumenismo internacional, a la idea del pragmatismo y el movimiento de crecimiento de la iglesia.

 El movimiento de crecimiento de la iglesia parte de la base de concebir la iglesia de Jesucristo como una institución cuyo centro es el hombre y no Cristo. Sobre esta idea se predica que es el pecador quien busca a Dios mediante la decisión de lo que llaman aceptar a Cristo como Señor y Salvador.

Rick Warren por ejemplo, al igual que sus mentores Robert Schuller fundador de la ostentosa “Catedral de cristal” o el coreano David Cho y su colosal iglesia de Yoido full gospel Church, lleva varios años predicando la “nueva y efectiva” manera de hacer crecer la iglesia.

 Sin duda que el libro más famoso de Warren ha sido el que justamente porta la consigna que lo ha caracterizado todos estos años:  “Una Iglesia con Propósito”, y que se ha transformado en algo así como el manual de corta palos de muchas iglesias evangélicas liberales y curiosamente además, de línea conservadora y fundamental. De hecho, es uno de los libros más vendidos con más de 30 millones de ejemplares, siendo Warren uno de los escritores más leídos según reporta la revista estadounidense New York Times.

 Es que el asunto numérico y de crecimiento exponencial de las iglesias es tan relevante para muchos líderes evangélicos actuales, que se han postulado infinitas técnicas, ideas y procedimientos propios de la mercadotecnia, y que ya están enquistados en el centro de la cristiandad.

La esencia de esta enseñanza, se descubre en el objetivo de desmoronar la formación, estructura y  doctrina conservadora de las iglesias cristianas evangélicas tradicionales, para instaurar lo que ahora llaman, “un nuevo paradigma” que sea atrayente al mundo, cuyo apelativo acunado es “los sin iglesia”, ya que hablar de “inconversos o impíos” sería muy dañino para la autoestima de la gente.

  En otras palabras, se debía abandonar conceptos como doctrinas, estructuras conservadoras, himnos tradicionales, lenguaje puramente bíblico, etc., para reemplazarlos por términos fácilmente aceptables por aquellos que no son cristianos. Según esta enseñanza, se debe abolir de los sermones, palabras como infierno, pecado, arrepentimiento, santidad e inclusive el solo título de iglesia, porque aquello atenta contra la autoestima de las personas. De ahí que cada vez con más frecuencia se ve el surgimiento de lugares seudo cristianos llamados, “Centro familiar cristiano”, “Encuentros Familiares”, “Grupo de acción cristiana”, etc. Por esa razón, podemos ver también que el termino pastor, por ejemplo,  ya ha sido reemplazado por el de “Coach motivacional”.

 Evidentemente bajo premisas como estas, es muy probable que las membresías crezcan exponencialmente ya que la técnica de marketing siempre ha dado resultados, defendiendo el pragmatismo demencial con aquella antigua idea de que el fin justifica los medios, no obstante, es menester preguntarse o al menos meditar respecto al valor cualitativo del crecimiento, es decir,  no solo ver el crecimiento de una iglesia, sino que observar con quienes o como está creciendo.

¿Son verdaderos cristianos los que abultan y llenan de manera extraordinaria las megas iglesias actuales? ¿Es solamente el valor cuantitativo lo que importa en una congregación? ¿Son los métodos humanos los que van a convencer al pecador para que “acepte” la salvación de Cristo? ¿Hay que agradar al mundo y transformar atractivamente a  la iglesia  para que la gente venga a las reuniones y llenen los inmensos templos?

 Estas y otras preguntas son las que debemos realizarnos a la luz de la Palabra de Dios y cotejarla con  los actuales tiempos de apostasía cuyo viento de maldad  está soplando y seduciendo, inclusive a aquellos que se presentan como conservadores o fundamentalistas.

 Todos los que hablan del crecimiento de la iglesia,  enseñan que no hay que hablar de doctrina, lo que se asemeja mucho a la premisa de los grandes ecuménicos de todos los tiempos y que insistían en decir que lo que importa es el amor que nos une,  ya que la doctrina nos divide.

Ante tan diabólica y zalamera enseñanza, no podemos sino elevar la sola Palabra de Dios respecto a este punto.

 “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina”

1 Timoteo 1: 3

 “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” 1 Timoteo 4:1

 “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” 1 Timoteo 4:16

 “Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina” Tito 2:1

 “Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!” 2 Juan 1:10

 A diferencia de lo que enseñan los falsos maestros del movimiento de crecimiento de la iglesia, Dios en su infalible Palabra sí nos advierte de que la doctrina es importante y no es un asunto secundario del cual se puede prescindir so pretexto de unir los diversos credos.

La palabra doctrina significa enseñanza,  y la biblia puede presentar una sola, no pueden existir dos, de lo contrario tendríamos que decir que este santo libro, no es Palabra de Dios. La verdad es absoluta y no relativa.

Pero como bien sabemos que la biblia sí es la infalible Palabra del Señor y que en ella no puede haber contradicciones, creemos en su autoridad absoluta y en la exclusividad de su única enseñanza o doctrina. Por lo tanto, la doctrina si es importante y fundamental,  y todo aquel que no se ciñe a ella,  debe  arrepentirse  antes de ser llamado hermano o bienvenido.

 Los textos bíblicos citados respecto a este punto,  declaran con mucha precisión la importancia apostólica que tenía la doctrina, la defensa y la perseverancia en ella. Pablo le encarece a Timoteo y a Tito la defensa de la sana doctrina como un continuo centinela, entendiendo los anuncios de apostasía para el postrer tiempo. Juan también agrega un solemne mandamiento a no dar la bienvenida ni llamar hermano,  a quien no porte la sana y única doctrina presentada en las sagradas escrituras. Evidentemente, la enseñanza humanista y ecuménica de muchos predicadores racionalistas de la actualidad,  de poner la doctrina como factor secundario y nocivo para consolidar la unidad y la atracción del mundo, se desmorona como un verdadero castillo de naipes frente a la colosal e infalible Palabra de Dios.

 Lo que está ocurriendo nos evoca la clara advertencia del Señor Jesús respecto a distinguir lo verdadero de lo falso. Actualmente hay muchos “árboles” malos que están dando muchos “frutos” malos y cuyo destino es la condenación. Por  tal razón, ¿qué garantía tenemos de exhibir una colosal membresía si sus frutos son malos? Lamentablemente, hoy todo se mide por la cantidad y no por la calidad. Los pastores se sienten exitosos cuando su membresía crece, no importa cómo, pero lo que importa es que el local de reunión se hace chico. Hoy no se habla de decenas ni centenas  de personas en una iglesia, sino que se habla de miles y millones de miembros.

 El pragmatismo ha llevado a proponer métodos de crecimiento exponencial de la iglesia a cualquier precio. Desde shows de cantos y bailes, recitales cristianos, festivales, payasos y algarabía, todo bajo la consigna de hacer atractiva a la iglesia para que la gente visitante se decida a “aceptar a Cristo”. Hay que agradar a la gente para que ésta no se sienta ofendida y decida quedarse para “aceptar la oferta de Dios” quien según ellos, ruega a sus criaturas a que se dignen a aceptarle. ¡Qué insulto al Señor!

 “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” Gálatas 1:10

 Hace décadas que  la gran mayoría  de los predicadores han adoptado una manera de enseñar que puede transformarse en una verdadera fábrica de creyentes. Ellos buscan agradar a los hombres.

Se reúne a una multitud, se predica el evangelio con palabras melosas y una  suave música melancólica,  y al final, el predicador invita a cerrar los ojos a todos y hace el clásico llamado a “levantar la mano” para “aceptar a Cristo”. Evidentemente, muchos de los asisten a esos eventos y presas de la emoción y no de la conversión, “levantan la mano” y se les dice: “Dios te bendiga ya eres un hijo de Dios”

No dudo que existan legítimos hermanos que hayan iniciado su camino cristiano de esa manera, no obstante, existen muchos conocidos que al corto plazo de haber vivido esa experiencia, retroceden y vuelven al mundo ¿por que? – Porque nunca fueron convertidos, sino solo convencidos y fabricados bajo una metodología que no aparece en la Biblia.

 “Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” Hechos 2: 37

 Este pasaje nos habla del memorable primer discurso de apóstol Pedro, aquel rudo e impulsivo pescador, pero que  por la gracia de Dios fue designado para ser el que abriría el reino de los cielos (mateo 16) con el sermón del día de Pentecostés. Sin duda, este episodio es un bíblico modelo de legítima predicación del evangelio.

Cabe señalar que Pedro nunca hizo el clásico y modernista llamado a “levantar la mano para aceptar a Cristo”,  solo habla con denuedo del Señor y de su gloria, no había show, ni música, cantantes o  payasos,  y los oyentes convictos del Espíritu Santo, sienten compungido el corazón y realizan la pregunta de todo nuevo creyente ¿Qué haremos? A lo que Pedro replica:

 “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” Hechos 2: 38

 Como efecto de la predicación del legítimo evangelio de Cristo, los oyentes no se convierten, sino que son convertidos por medio de la intervención y el poder del Espíritu Santo  quien los impulsa  obedecer:

 “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” Hechos 2:41

 Esta experiencia es la que todo hijo de Dios vive el día de su conversión, cuya causa no fue la erudición del predicador, ni la música, ni la rutina del payaso, sino que el poder de la Palabra de Dios y la intervención del Espíritu Santo.

 “Y cuando El Espíritu Santo venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” Juan 16:8

 Otro ejemplo de legítima conversión la encontramos en la experiencia de Pablo en Filipos.

 “Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos”  Hechos 16:14-15

Este episodio es extraordinariamente hermoso, ya que el texto nos dice  con suficiente claridad,  sin necesidad de otros comentarios para entender, que fue El Señor quien le abrió el corazón a Lidia para el día de su conversión cuyo sello fue su bautismo y la de su casa. Aquí tampoco el Apóstol Pablo hizo el clásico y modernista llamado a “levantar la mano para aceptar a Cristo”,  fue el Señor que despertó a Lidia y la llamó de las tinieblas a la Luz del evangelio.

 Finalmente no podemos dejar de citar el ejemplo de la conversión del carcelero de Filipo, quien después de la experiencia extrema en medio de una cárcel

azotada por un violento terremoto, acude a Pablo y a Silas quienes a pesar de estar reos injustamente, en esas condiciones predicaban el evangelio.

 “El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo… Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa….y en seguida se bautizó él con todos los suyos.”  Hechos 16: 29-33

 No existe registro de que Pablo o Silas hayan invitado al Carcelero a “aceptar a Cristo”, por el contrario, fue el mismo carcelero que movido por el Espíritu de Dios, acude a pedir auxilio y salvación. Frente a esto, se debe resaltar que Pablo y Silas le predicaron la Palabra cuyo poder y efecto es el mismo que opera hoy, por tanto, el carcelero y su familia es convertida por la potencia del evangelio.

A miles de años de estos nobles episodios, una humanidad corrompida por el pecado, ha pretendido rebajar al Dios Creador,  a un triste rol de limosnero que ruega a sus criaturas a que le acepten mediante un sufrido y suplicante llamado a “levantar la mano”. El poder de la Palabra ha sido reemplazado por esquemas circenses y de espectáculos seculares. No se cree en la “sola escritura” ahora es el hombre quien debe darle “una manito” a Dios para que sus criaturas se dignen a aceptar a su Hijo Jesucristo. ¡Qué insulto al Señor! Cristo no es un payaso que desea entretener, bailotear con el mundo embriagado ni rogar a nadie. Él es el Rey Soberano que hace lo que quiere y nosotros hombrecitos que debemos obedecer.

 La prueba de que las multitudes buscaban a Jesús solo por los milagros, está en que cuando ellos oían las palabras lacerantes del Salvador, volvían atrás;  de hecho solo basta con recordar que el Señor Jesús murió solo y no con una mega iglesia a su lado. Fueron las mismas multitudes que tomando palmeras lo aclamaban vociferando ¡hosanna! ¡hosanna! pero días más tarde gritaban ¡Crucifícale! ¡Crucifícale!

 El pensar en hacer atractivo el evangelio para el mundo, aplicando métodos y aditivos humanos, es un profundo error, ya que en lugar de lograr un mundo evangelizado, se terminará con mundanalizar a la iglesia, y eso es justamente lo que ha ocurrido en la actualidad.

Las grandes muchedumbres y montoneras de personas que conforman la cristiandad actual, solo desean escuchar y ver lo que es agradable a los sentidos, y eso es parte de la premisa que propone todo este mover de crecimiento de la iglesia.

La iglesia no es un negocio que debe ser sometido a análisis de calidad y balances,  a fin de mejorar la rentabilidad y crecimiento, eso no tienen ningún asidero, a menos, que los directores de aquellas corporaciones seudo evangélicas sean los mismos y clásicos traficantes de almas, que viven de la lana de las ovejas, por lo tanto, a mayor volumen del rebaño más suculento se hace el negocio. En lo personal, yo creo que por ahí va el asunto y es más, la biblia así lo anuncia para este tiempo:

 “ y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” 2 Pedro 3

 La bendición de Dios no se mide en relación a cuanto crece una iglesia, sino que  en relación a cuanto persevera en los principios fundamentales legados por nuestro Señor Jesucristo. La biblia dice que la iglesia primitiva “perseveraba en la doctrina” (Hechos 2:42) y es eso lo que nos debe motivar en lugar de correr la carrera desenfrenada tras una mega iglesia.

No obstante, no faltará algún obstinado abogado y seguidor de las falsas enseñanzas que contra argumentará que la iglesia que nace en hechos 2 fue de más de 3000 miembros. Pero aquello, no logra sustentar la doctrina seudo cristiana de crecimiento de la iglesia, ya que no debemos olvidar que lo que ocurrió en ese día relatado por el libro de los hechos 2 está situado en medio de la festividad judía de pentecostés en donde miles de personas acudían a Jerusalén para la celebración. Es el nacimiento de la iglesia, pero no de “una” iglesia local. En la actualidad se pretende decir que el molde bíblico es que una iglesia tenga miles de miembros, lo que anula evidentemente el concepto de iglesia local. La Biblia dice:

 “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones…y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón” Hechos 2:42-47

 Los cristianos del primer siglo se reunían en las casas a estudiar las escrituras, a orar, a partir el pan y mantener la comunión unos con otros, con alegría y sencillez de corazón, virtud que por cierto, no existe en la actual mercadotecnia religiosa.

En primer lugar, reunir 3000 personas en una casa es imposible a menos que encajemos la enseñanza que apunta a la mega iglesia como lo dicen los falsos pastores del movimiento de crecimiento de la iglesia. En segundo lugar, “partir el pan” con 3000 personas es inviable y menos tener comunión los unos con los otros. Es irrazonable pensar y defender la idea de que en libro de los hechos aparece el paradigma de una “mega iglesia”.

En la actualidad, esta “mega iglesia” se asemeja a un mall donde en el interior de sus inmensos locales transita mucha gente que ni siquiera conoce sus nombres, ni menos saben de las propias necesidades individuales, por cierto, decir que allí existe comunión, es una gran falacia. ¿Este es el modelo de iglesia que Cristo dejó? La biblia responde con un categórico NO.

 Amados hermanos, ha llegado el tiempo de abrir nuestros ojos y de salir de en medio de esta falsa iglesia llamada evangélica para volver a los principios de la sana enseñanza de la sagrada escritura. Que así sea. Amén.

 PEL07/2013

Categorías: Apologética

6 comentarios

Javier · 12 de diciembre de 2013 a las 01:42

Me gustan sus publicaciones, esta en particular me llamo la atencion la ultima frase «salir de en medio de esta falsa iglesia llamada evangelica».
Hermanos, por favor, cuidemos algunas asumpciones, ya que la Iglesia de Cristo, ni es evangelica, ni es protestante, ni es carismatica, ni es bautista, ni metodista ni otras denominaciones, es una, basada en los creyentes en la fe en Cristo Jesus, pero el termino evangelico es simplemente una definicion de la predicacion del evangelio a los perdidos, no es falsa, aunque existan personas que predican de su propio interior y no del Espiritu Santo, pero eso no lo podemos controlar nosotros, el mismo Señor lo advirtio, que junto al trigo creceria cisaña, que es una planta en todo, similar al trigo, pero al final solo es paja que se quemara, por lo tanto solo guardemos el hecho de decir «falsa».

    Rodolfo · 14 de diciembre de 2013 a las 22:21

    Hermano Javier,

    Cuando uno da una prueba o un test, donde debemos responder V o F, dependiendo de la pregunta, uno responde Verdadero o FALSO. Con mucha responsabilidad y con conocimiento de causa le digo, que un lugar donde se enseñan FALSAS doctrinas (falso evangelio) no se le puede llamar de otra forma que «FALSA iglesia» evangelica.
    Gracias doy a Dios por su Gracia e infinita Misericordia.. y por sacarme, junto a mi familia, de una «FALSA iglesia» evangélica, en la cual, aún, sólo están puesto los ojos en lo sensual y terrenal y no en lo Celestial, Espiritual y Eterno.

    Los que lideran estas iglesias son Falsos, como lo dijo el Señor Jesús: «Guardaos de los FALSOS profetas que vienen a vosotros con vestidos de oveja, pero por dentro son lobos rapaces» (Mt 7:15)… y si la cabeza es falsa todo hacia abajo también lo es.

    Los que hemos sido lavados, redimidos y salvados con la sangre de Cristo, sólo por la Gracias de Dios, además de todo lo que pasamos a ser por su Gracia, también somos Sal de la tierra y Luz del mundo y no podemos callar, ni adornar, lo que hoy se esta cumpliendo en nuestras narices.

    Este comentario se lo hago, con mucho amor y respeto en Cristo Jesús. Dios lo bendiga.

Nemesio · 20 de agosto de 2016 a las 18:36

Que Dios los bendiga, muy buen articulo, sigan edificando al pueblo de Dios, con la sana doctrina.

Luis · 16 de marzo de 2017 a las 02:20

Con todo respeto y deseo profundo de aprender, podria explicarme cómo interpretar estos versos, gracias y Dios le bendiga.

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2 Corontios 5:20

Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. 1 Corintios 9:20-22

flor de maria · 21 de febrero de 2018 a las 19:31

Entonces si la Iglesia evangélica es falsa? la verdadera es la católica?
a mi parecer en cuanto a » La iglesia no es un negocio que debe ser sometido a análisis de calidad y balances, a fin de mejorar la rentabilidad y crecimiento, eso no tienen ningún asidero, a menos, que los directores de aquellas corporaciones seudo evangélicas sean los mismos y clásicos traficantes de almas, que viven de la lana de las ovejas, por lo tanto, a mayor volumen del rebaño más suculento se hace el negocio. En lo personal, yo creo que por ahí va el asunto y es más, la biblia así lo anuncia para este tiempo:
“ y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” 2 Pedro 3″… creo que tanto la una como la otra están en las mismas condiciones.

flor de maria · 21 de febrero de 2018 a las 19:33

Entonces si la Iglesia evangélica es falsa? la verdadera es la católica?
a mi parecer en cuanto a » La iglesia no es un negocio que debe ser sometido a análisis de calidad y balances, a fin de mejorar la rentabilidad y crecimiento, eso no tienen ningún asidero, a menos, que los directores de aquellas corporaciones seudo evangélicas sean los mismos y clásicos traficantes de almas, que viven de la lana de las ovejas, por lo tanto, a mayor volumen del rebaño más suculento se hace el negocio. En lo personal, yo creo que por ahí va el asunto y es más, la biblia así lo anuncia para este tiempo:
“ y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas” 2 Pedro 3″…
creo que tanto la una como la otra están en las mismas condiciones.

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