“Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel…esto desagradó a Dios, e hirió a Israel”  1 Crónicas 21:1-7

 La pregunta que más de una vez nos hemos hecho  al contemplar este pasaje de las escrituras, es: ¿Por qué Dios se enojó ante el censo de David? Procuraremos en breves palabras responder esta pregunta a la luz de la sola Palabra de Dios.

Una vez un pastor me comentaba que una de las conversaciones frecuentes en las conferencias o retiros para pastores, era el asunto del crecimiento de la iglesia. Unos a otros se preguntaban, ¿Cuánto creció “tu iglesia”? o ¿Cuántos nuevos creyentes bautizaste este año? Más que retiro de pastores, aquello parecía más una especie de encuentro, seminario o simposio de gerentes de  empresas, que se reúnen  para hacer un balance de la “productividad” de sus negocios. De hecho hasta se llaman entre sí como de “colegas”.

Esta idea mercantil de que la productividad se analiza y se garantiza solo a través del aspecto y valor cuantitativo, ha llegado para quedarse enquistado en la mayoría de las iglesias evangélicas. Impulsado por aquellos estudios, tratados y libros de “igle-crecimiento”, los líderes actuales  han sucumbido hacia esa seductora idea industrial del crecimiento cuantitativo, y sus ojos se han centrado en un censo constante  y hasta obsesivo  de sus membresías. Al fin y al cabo, piensan ellos, el éxito de un pastor está en  la cantidad de “ovejas” que tiene su rebaño. (sin ser mal pensado), quizás  lo que único que a ellos le interesa es la lana de las ovejas, por lo tanto, a mayor cantidad de “cabezas”, mayor ganancia. Ahí tenemos los casos del movimiento G12 que promueve  una estrategia de mercadeo aplicando  una fórmula matemática seudocristiana, o  las enseñanzas del dominionista Rick Warren y sus amigos, las enseñanzas del seminario Fuller en CA USA y Peter Wagner, etc.

Para responder la pregunta del por qué Dios se enojó ante el censo de David, es importante mencionar el principio de Dios como un verdadero patrón, que rige nuestra manera de concebir la enseñanza y nuestro proceder como creyentes. Me refiero a la manera en que siempre Él ha manifestado su gloria.  Aunque parece un mensaje reiterativo, nunca esta demás recordarlo;  porque nuestra soberbia y altivez de espíritu siempre tiende a anular este principio: Dios muestra su poder en la debilidad (2 Corintios 12: 9-10).  Recordemos como actuó Dios con Gedeón antes de derrotar a los Madianitas.

“Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado” Jueces 7:2

Dios le aclara a Gedeón que la garantía de victoria sobre los madianitas, no reposa sobre la capacidad humana (valor cuantitativo), sino que en el poder del Eterno. “Yo estaré contigo” (Jueces 6:16) le dijo El Señor a su criatura escogida, por lo tanto, los méritos y la gloria son exclusivamente de Dios y no del hombre. Dios prescinde de las multitudes, para que en la debilidad repose y se haga notorio su poder.

Lo sintomático de este plan que Dios llevó a cabo con Gedeón, es como se fue reduciendo la cantidad de hombres reclutados para la campaña de la batalla contra los madianitas. Gedeón comenzó con treinta y dos mil hombres, pero Dios que resalta su poder y su gloria en la debilidad, redujo este ejército a solo trecientos efectivos que debían hacer frente a  ciento treinta y cinco mil soldados enemigos. Una decisión ilógica en la perspectiva humana; 300 v/s 135.000, desproporción que descarta racionalmente la probabilidad del  éxito.

Gedeón, el guerrero de Dios que comenzó confesando su fragilidad e incompetencia con aquel implícito: “No puedo Señor”, fue el protagonista de una de las batallas más reconocidas en toda la historia de Israel, y que curiosamente ha sido tomada como modelo por los estrategas de guerras actuales. Lo imposible para el hombre, es posible para Dios.

Este acontecimiento, entre otros, nos permite responder con seguridad la pregunta formulada al principio de este artículo; ¿Por qué Dios se enojó ante el censo de David?, la respuesta es una y solo una. A Dios le desagradó aquel censo porque David al contemplar los resultados, creció en su propio orgullo,  más que en humildad; confió en sí mismo y en sus recursos, en lugar de depositar su confianza (fe) en Dios, para finalmente pretender llevarse los créditos y la gloria; eso es lo que Dios aborrece; porque Él no comparte su gloria (Isaías 42:8)

 No en vano la escritura dice que “…El que se gloría, gloríese en el Señor” 2 Corintios 1:31. Es por eso, que glorificar a Dios, no tiene nada que ver con vociferar extáticamente “’ ¡Gloria Dios, Gloria a Dios!”, sino que glorificarle, significa en primera instancia reconocer nuestra incompetencia y estar convencidos de  que separados de Él nada podemos hacer (Juan 15:5).

Es importante destacar que fue  Dios quien  permitió que satanás  se levante contra Israel (comp. 2 Samuel 24:1), incitando a David para realizar este censo. En primer lugar, recordemos que el diablo siempre ha querido robar la gloria a Dios, y desviar la atención de los hombres para que no miren a su Creador. Satanás es el usurpador; aquel que insolentemente tentó al Señor Jesucristo,  pidiéndole que le adorara (Mateo 4: 8). El diablo siempre ha querido revestir al hombre de “divinidad” y hacerlo independiente; así le dijo al hombre “…y seréis como Dios” (Génesis 3: 5).

Antes esta oferta tentadora de censar al pueblo, David sin duda que proyectó a sí mismo su imagen de “rey exitoso”, pretendiendo exhibir (para su propia gloria),  un pueblo grande y robusto, y todo, gracias a “su gestión”. Y esto, a pesar de que la cordura de Joab, el general del ejército, le reconvenía a no hacerlo, David obstinado en su orgullo y sus propios parámetros de éxito, insistió en llevar acabo aquel afamado censo.

En segundo lugar, observamos que  a Dios le desagradó este censo (1 Crónicas 21:7) Ante esto, podemos decir que no existe un pérdida más grande de sensibilidad, que el de hacer algo sin preguntar antes,  si es agradable al Señor. Pablo nos enseña aquello de la siguiente manera:

“comprobando lo que es agradable al Señor” Efesios 2:10

Un principio también básico, es siempre preguntarle al Señor y comprobar su agrado, antes de hacer algo, por muy noble que aquello pueda aparentar. Recordemos que fue el propio David que en otro de sus tantos desaciertos (igual a los nuestros) ordenó, sin preguntar a Dios ni comprobar su agrado,  traer el arca de manera inadecuada con fatales consecuencias (2 Samuel 6:7). Así, David hizo un censo sin consultar a Jehová ni comprobar si era agradable a Él.

En la actualidad desprendemos una tremenda enseñanza a partir de este acontecimiento dramático para Israel,  y que finalmente llevó a un arrepentido David a pedir perdón y clemencia de una manera desgarradora:

“Entonces dijo David a Dios: He pecado gravemente al hacer esto; te ruego que quites la iniquidad de tu siervo, porque he hecho muy locamente” 1 Crónicas 21:8

El siervo de Dios no es el que no comete errores, sino aquel que tiene sensibilidad al cometerlos, experimenta el arrepentimiento,  y acude a aquel que le puede perdonar y restaurar. David reconoce la gravedad de haber censado al pueblo, y lo describe   como “un pecado grave”. El reconoció que lo hizo “locamente” ya que su orgullo desbordó y gobernó su voluntad. Curiosamente poco se habla de esto  desde los pulpitos. Hoy existen muchos orgullosos, que se glorían a sí mismos y exhiben “sus censos” como garantía de que “están haciendo bien las cosas”. Para ellos el crecimiento exponencial de sus membresías es la carta de presentación que los validad como “grandes siervos de Dios”. Al menos así los llaman los feligreses.

Amados hermanos, es tiempo de volver a la enseñanza pura de nuestro Señor Jesucristo y de sus apóstoles, quienes jamás basaron su éxito en las multitudes que les seguían. Cristo huía de las multitudes, y cuando las alimentó y les extendió la providencia de sus milagros, certificó que aquellos no le seguían por amor a su Palabra, sino que solo por los beneficios temporales. Por su parte, los apóstoles enseñaron de la misma forma, advirtiendo que el camino de los “muchos” es el camino del error. Cristo y sus apóstoles jamás enseñaron asuntos como el “igle-crecimiento” como los enseñadores actuales,  que gustan de realizar censos de sus membresías, y exhibirlas  para su propia vanagloria. Que Dios tenga misericordia y   nos guarde de pensar así.

Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo nos de sumisión a lo que su Palabra nos enseña. Que así sea, amén.

PEL03/2016

Categories: Apologética

9 Comments

AXEL · 26 de abril de 2016 at 13:10

DIOS LOS BENDIGA EN GRAN MANERA,, MUY INTERESANTE .. El censo de David. mientras lo leía , en mi interior me regocijaba me alegre tanto ,, no había visto ese pasaje de la palabra con tanta claridad hasta ahora y de entender los demás pasajes .. en cierta ocasión un miembro de la iglesia me dice : Pastor la iglesia es de pocos miembros hasta ahora pero de campana grande ,, yo no entendí lo que me dijo eso de campana grande… me fui para mi casa con ese pensamiento,,, al otro día le pregunte sobre lo de campana grande ,, y me dijo ….Pastor somos pocos pero que mucho alboroto hacemos y como Dios se deja sentir y como Dios nos bendice cada ves que estamos reunidos aquí en el templo … y es muy cierto … mientras leía este pasaje de David ,, cada vez que me encuentro con un ministro me preguntan,, cuantos miembros tienen ya y muchas cosas mas , y es verdad miden la espiritualidad por la cantidad .. e aprendido en estos meses y hoy mas que nos es la cantidad lo que nos mide ,, es nuestra vida con Dios lo que nos identifica ,, Gracias fue de gran bendición para mi como Pastor .. excelente mil Gracias Dios los continúe bendiciendo…

luis · 26 de abril de 2016 at 14:53

Excelente mil Gracias Dios los continúe bendiciendo…
me párese que por sus fruto le conocemos, ellos solo tiene idolatría y mentira… nota: que da el monte sino es basura, de lo que tiene eso es lo que puede dar a su seguidero… gracias por este nuevo reporte, bendiciones y asta una nueva oportunidad…

    Jorge · 14 de enero de 2018 at 13:23

    Hermano Luis, no entiendo nada de lo que dice… Pudiera abarcar un poco mas en el contexto de su mensaje? No se de los demas, pero yo, no entiendo la moraleja de su escrito. Dios le bendiga.

Sandra · 28 de julio de 2017 at 09:34

Gracias hno ❗️❗️El Señor ha hablado ,y solo por su misericordia podemos estar delante de Él ,ya que tendemos apoyarnos en lo que creemos son méritos propios. Su Santo Espíritu nos lleve a humillarnos y reconozcamos su Soberanía.
Gracias al Señor por darle sabiduría y hablarnos revelando sus tesoros …….ruego al nuestro Padre Celestial que no seamos tardos en oír .
Maranata❗️❗️

Lus Estela Gómez · 28 de noviembre de 2017 at 10:43

Señor, ten misericordia de mi y de mis hijas, ayudanos a siempre ser humildes en todo y en todo tiempo. Que siempre tengamos presente que la gloria es tuya. A ser agradecidos en todo tiempo. Y que eres tú quien permite nuestros triunfos y victorias en nuestras vidas. Te lo pido Padre bueno lleno de Amor en él nombre de tu amado hijo Jesús.
Amén.

Mary Méndez · 1 de marzo de 2018 at 12:29

Bendiciones. Me gustaría saber cómo explica que 1 Crónicas diga «satanás» sabiendo que en hebreo la palabra satan significa «uno que se opone o adversa» y no un ser en sí, y al leer el mismo relato en 2 Samuel 24 dice que fue Dios quien se levantó contra Israel e insitó a David a hacer el censo??
Gracias

Carlos Mendez Z · 1 de marzo de 2018 at 15:43

Me parece absolutamente fuera de contexto este comentario

Carlos Mendez Z · 1 de marzo de 2018 at 15:59

Con todo respeto, me parece que es una enseñanza fuera de contexto, decir que un pastor que lleve un control numérico esté cometiendo el pecado de David al censar al pueblo, es extremadamente ilógico, recordemos que uno de los libros de la Torah (Pentateuco) se llama «Números» y su nombre se debe precisamente a dos censos realizados por Moisés. Dios mismo ordenó que se contase al pueblo.
Por otro lado me parece antiético usar una «enseñanza» bíblica para señalar directamente a personas como Cesar Castellanos o Peter Warner. Bien nos dijo el Mesías que todo aquel que daña la imagen de su prójimo es similar a un homicidad.
Bendiciones

ALDUVIN PERDOMO · 6 de marzo de 2018 at 13:48

¿Y los setenta mil que murieron? No sería que Dios tenía querella contra ellos y por eso murieron.

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