“Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.”

1 Corintios 15:50

Este texto no puede ser más clarificador frente al avance arrollador de las doctrinas dominionistas, que cada día suma más y más adeptos. Iglesias que otrora mantenían una fiel y conservadora perspectiva celestial, tal cual las escrituras lo enseñan, ahora han cambiado radicalmente; subiéndose a esta “ola” del dominionismo también llamado Kingdom Now (reino ahora); que evidentemente tiene versiones liberales, conservadoras e inclusive reformadas. Todos con un lenguaje común y con terminología común; palabras como: “impactar, plantar, equipar, capacitar, etc.” (entre muchas otras) son las que con mucha frecuencia se utilizan desde los pulpitos para promover la tan anhelada idea de “construir el reino de Dios”. Pero la pregunta que sobresale es ¿Es posible Reinar sin el Rey?

Más allá de los argumentos utilizados por los doctores actuales que nos quieren persuadir de lo contrario, la infalible Palabra de Dios nos enseña otra cosa: “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios”. Sin lugar a dudas, el texto y contexto de lo que fue dicho por Pablo a los Corintios, se refiere al acontecimiento de la resurrección y de la final transformación del cuerpo aún pecaminoso de los creyentes. No podemos reinar sin antes ser glorificados como la misma escritura nos enseña:

“Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad” 1 Corintios 15:53

Este evento glorioso ocurrirá durante la primera resurrección, y No antes. La biblia enseña que los creyentes aun moramos en un tabernáculo pecaminoso y necesitamos previamente ser glorificados y redimidos de la presencia del Pecado (Fil.3:21, Col.3:4, 2 Cor.5:1-4). Como bien sabemos, Cristo murió por todos nuestros pecados, y hemos sido judicialmente perdonados de todas nuestras transgresiones, sin embargo, el pecado aun mora en nosotros (Rom. 7: 17-25). Es por esa razón la insistente exhortación apostólica a huir del pecado, a alejarnos de la maldad y de la injusticia, a hacer morir lo terrenal, a no satisfacer los deseos de la carne, etc. De ahí que los creyentes anhelamos el regreso de Cristo, porque entonces y solo entonces seremos redimidos del pecado. Pero ahora, debemos cuidar de nosotros mismos, tal cual, Pablo le advierte a Timoteo:

“Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” 1 Timoteo 4:16a

Pero al parecer, los cristianos actuales han olvidado esta doctrina y creen estar aptos para reinar. ¿Sera que han perdido la perspectiva de pecadores redimidos, pero no glorificados; o será que ellos ya han sido glorificados y liberados de la presencia del pecado? Como bien sabemos; ni lo uno ni lo otro.

La biblia es categórica en enseñarnos que los creyentes aun no estamos aptos para reinar, aunque las mayorías reclamen lo contrario. Los creyentes actuales aún debemos huir del pecado (1 Tim. 2:22), tener cuidado de sí mismos (1 Tim. 4:16) y velar continuamente (Ef. 6:18). La proclama de la iglesia actual es una verdadera utopía. Los cristianos actuales aún somos soberbios, vanidosos, codiciosos, y nos apetece recibir gloria de hombres. ¿Cómo podemos reinar con este cuerpo de muerte aún a cuestas? (Rom.7:24) – Es absurdo.

LA ALEGORIA DEL REINO CON LA PRESENCIA “ESPIRITUAL” DEL REY

Como bien sabemos, la teología del reino proviene de los cimientos de la iglesia católica romana desde Agustín de Hipona hasta la fecha. Fue él quien introdujo “la alegoría” en el estudio de las escrituras, es decir, el valor literal del texto fue revestido de interpretaciones “espirituales” que adornaban la enseñanza y la proyectaban con un cariz de mayor “profundidad filosófica”. La enseñanza alegórica no está considerada dentro de la sana exegesis de la biblia, y menos cuando el carácter del pasaje no sugiere alegorizar. Sin duda que La biblia usa alegorías, pero aquellas son coherentes con el valor literal de toda la enseñanza de las escrituras.

Interpretaciones tales como: Ver en los leones del foso donde Daniel pasó la noche, “las pasiones y tentaciones con las cuales luchó el profeta”, o decir que Goliat representa los “gigantes que cada uno tiene en sí mismos y que se deben derribar”, revela objetivamente el uso desmesurado de la alegoría como método de interpretación bíblica, y que en gran parte se la debemos a las enseñanzas de Agustín y sus seguidores. Cuando alguien con poco conocimiento bíblico escucha alegoría desde los púlpitos, el tal queda asombrado y llega a decir: “…que profundidad, este texto nunca lo había viso así…”, pero con justa razón dice eso, porque el texto no lo dice, ya que solo es parte de la imaginación de predicador.

Ahora bien, regresando al tema central, el problema es que Agustín alegorizó la enseñanza acerca de Israel y del reino mesiánico. De esta manera, se desecha a Israel como pueblo terrenal y el reino prometido pasa a manos de la iglesia con la presencia “espiritual” del Rey. La profecía de las setenta semanas de Daniel (Daniel 9:24-27) pasan a ser reinterpretadas de manera alegórica y ajustadas forzadamente dentro eventos ya pasados, por ejemplo, la destrucción de Jerusalén en el año 70. Con todo aquello, la esperanza del futuro reino milenial enseñado por los fieles cristianos del primer siglo, antes de la mal llamada “patrística” (padres de la iglesia), vino a ser una enseñanza con perspectiva pasada. Es lo que se conoce como “interpretación preterista”.

Esta es la base que se hace cada vez más fuerte, y que sostiene a todos aquellos que dicen que “la iglesia” debe reinar ahora porque el Rey sí está presente de manera “espiritual”. Se dice que todos los problemas sociales que vemos en la actualidad, ocurren porque los cristianos no han sabido tomar su lugar y conquistar el poder temporal, es decir, el reino aquí y ahora.

El problema de la interpretación alegórica de Agustín, de la iglesia católica, y de todas las que se han alineado con ella, es que olvidan que la profecía revelada en la escritura debe cumplirse de manera literal y no espiritual. Veamos:

“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” Lucas 1: 31-33

Debemos considerar que la profecía del nacimiento del Mesías mediante una matriz virgen, estaba dicha aproximadamente 700 años antes de su cumplimiento (Isaías 7:14, 9:6-7), y como vemos en Lucas 1:31-32, la profecía se cumplió de manera literal. Ahora bien, el versículo 33 habla del “reinado” del Mesías que también se cumplirá de manera literal. Si la profecía sobre el Mesías prometido tuvo su cumplimiento literal respecto a su nacimiento mediante una matriz de mujer virgen, ¿Por qué lo que tiene relación a su reino ha de ser interpretado como algo espiritual y no literal? La respuesta a esta interrogante parte de la base del método de interpretación alegórica. Al eliminar a Israel del mapa y reemplazarlo por la “Israel espiritual” (como le llaman erróneamente a la iglesia); toda las promesas, recompensas y profecías literales dirigidas a un pueblo terrenal, fueron transferidas al “pueblo espiritual” mediante la “teología del reemplazo”. Este gran problema y falsa interpretación se genera cuando no se reconocen las diferencias entre el pueblo terrenal de Dios llamado Israel que tiene promesas y recompensas terrenales aún vigentes, y su pueblo espiritual de Dios llamado La Iglesia que tiene promesas y recompensas celestiales. La biblia enseña claramente la diferencia entre Israel y la Iglesia.

Apelando a la sola escritura, observamos que el reino de Dios no puede ser llevado a cabo sin la presencia corporal del Rey, nuestro Señor Jesucristo; por lo tanto, aun es un acontecimiento futuro. Zacarías dijo:

Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos” Zacarías 14:4

Este es uno de los tantos pasajes que hablan de su regreso corporal para reinar. El énfasis está en que “sus pies” (su cuerpo) que llegará al monte de los olivos. Este es el inicio del reinado literal y corporal del Rey que cumplirá la profecía de los ángeles:

“… Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” Hechos 1: 11

Cabe preguntarnos, ¿Dónde estaban los discípulos cuando los ángeles les hablaron? Ellos estaban en el monte de los olivos (Hechos 1:12). Cristo corporalmente fue tomado desde allí al cielo y corporalmente volverá allí para reinar, tal cual él lo ha prometido.

Amados hermanos que nadie nos mueva de nuestra manera de pensar como si el reino de Dios ya está, o se está estableciendo aquí. Es necesario que El Rey vuelva corporalmente y que nosotros seamos revestidos de gloria como Él lo ha prometido.

Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo nos ayude a estar velando porque  no sabemos a qué hora ha de regresar. Que así sea. Amén.

PEL 07/2017

Categories: Apologética

3 Comments

Andres · 20 de julio de 2017 at 10:32

Muy buen texto de enseñanza y estudio. Gracias. Espero visitarles un día no lejano.

Moisés Pérez · 25 de julio de 2017 at 11:14

Excelente articulo. Quiera Dios que los lectores hermanos sencillos que creemos en el verdadero evangelio reflexionemos y no nos dejemos engañar del falso evangelio que hoy se predica en muchas «iglesias» donde «apóstoles y profetas» proclaman creyéndose los verdaderos «ungidos» con autoridad para hacerlo y así desvían a muchos de la verdad.
Bendiciones Cristo viene pronto.

sergio cantu · 4 de agosto de 2017 at 22:06

muy buen estudio porque hoy mas que nunca se nos dice que la doctrinas no importan y que lo que nos une es elamor de Cristo. Pero la realidad es que si no conocemos las profecias acerca del rey y su reino como podemos estar seguros que estamos obrando para el verdadero Cristo? y no para el anticristo? el conocimiento de las profecias son escenciales para el desarrollo del fundamento del evangelio en si. y para todos los demas fundamentos de la fe.

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