“… Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo” Juan 8:6

Este texto me trae a la memoria episodios tan remotos como el declarado en Éxodo 8:19, cuando los hechiceros de faraón, al ver el juicio de Dios, le advierten diciéndole: “”Dedo de Dios es Este”. O también, aquel que menciona Éxodo 31: 18 cuando relata que las tablas de la ley fueron escritas con el dedo de Dios.

Recordemos además, aquella declaración revelada al rey Belsasar cuando a través del mismo bendito dedo de Dios, recibe aquella advertencia profética escrita en la pared: MENE, MENE TEKEL UPARSIN que en resumen significa: “has sido pesado en balanza y fuiste hallado falto” (Daniel 25-28)

Sin lugar a duda, el Dedo de Dios levanta y pone en alto el bendito carácter santo del creador.
La ley y el carácter de Dios es diametralmente opuesto a nuestra naturaleza. Cuando nos observamos en aquel “espejo” divino, podemos contemplar cuan carentes y cuan baja es nuestra vida delante del Dios Santo. No en vano Eclesiastés presenta esa gran brecha entre Dios Santo que esta en el cielo y nosotros pecadores acá en la tierra (Eclesiastés 5:2)

Pero el texto que encabeza este comentarios, rompe todo esquema hasta entonces conocido. El protagonista es Dios hecho carne; Emmanuel, Dios habitando entre las bajezas de los hombres. Es más, el texto declara la actitud de inclinación que revela la profundidad de su gracia. El rey soberano, que ni los cielos pueden contener, se inclina y desciende al mundo de maldad para salvar a seres tan repelentes como nosotros.

Por primera vez, se nos revela el dedo de Dios ya no condenando, sino que inclinado y dirigido hacia el suelo, estableciendo un pacto nuevo y eterno a través del bendito hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo.

Como decía un hermano de antaño, “…en la ley se apedreaba a la adultera, pero la gracia le dice. ni yo te condeno. La ley condena al mejor, pero la gracia salva al peor”

Amados hermanos, meditemos en esta semana sobre la gracia soberana de nuestro Dios, quien nos tocado con su dedo bendito para salvarnos y para preservarnos por toda aquella eternidad que pronto será revelada. Amén.

PEL2005

 

 

 

Categories: Devocional

1 Comment

Ximena · 17 de febrero de 2014 at 22:17

Que profunda reflexion !!!!!
…… en la ley se apedreaba a la adultera, pero la gracia le dice. ni yo te condeno. La ley condena al mejor, pero la gracia salva al peor”
Gracias a nuestro Dios Padre y Señor Jesucristo por su amor y misericordia para con nosotros …. que no mereciamos nada.
Bendiciones

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